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“Vimos morir a un nio en brazos de su madre en Niza”: testimonios en la prensa francesa

Pasaban las 10:30 de la noche. Acababan de concluir los fuegos artificiales con los que se celebraba la fecha nacional del 14 de julio, cuando un gran camin blanco penetr en un extenso tramo de calle peatonal y atropell a la multitud que disfrutaba del verano y de las fiestas.

Hasta el momento el balance es de 84 fallecidos, incluidos varios nios, y 18 heridos reportados como graves.

Esta maana, medios de prensa franceses recoge los testimonios de los sobrevivientes. Entre ellos se encuentra Linda, gerente del establecimiento Glamor.

“Lo vi. No era un hombre viejo. Estaba decidido a avanzar sobre la gente. Llevaba la cabeza pegada al timn y avanzaba sobre la multitud”, relat a la cadena iTle .

“Vimos un enorme camin blanco y la gente que sala volando por los aires –abund otro joven en el mismo reportaje–, luego la gente que lloraba, que gritaba, otros que entraban en los restaurantes, que se protegan en la cocina…”

No muy lejos de la Oficina de Turismo, donde concluy la trayectoria del camin y el terrorista fue abatido por las fuerzas del orden, se encontraba Emilie Blain, de 27 aos.

A pesar de tener un esquince en un tobillo, segn relata al vespertino Le Monde , la joven asegura que el instinto le hizo correr. Uno de los restaurantes de la zona termin siendo su refugio.

“Haba una mujer embarazada de casi nueve meses –relata–. Empez a tener contracciones y se puso mal. Llamamos a los bomberos; cost trabajo dar con ellos, pero al final respondieron”.

Lo mismo cuenta Mlina Macri, de 40 aos. Antes del incidente, Macri se encontraba en la playa Beau Rivage, justo debajo del paseo martimo conocido como Promenade des Anglais.

“Vimos a la gente correr por la playa en direccin a la parte vieja de la ciudad. Gritaban: ‘Hay tiros, corran!’. Entonces corrimos sin saber por qu. Era un movimiento de pnico increble. (…) Intentamos entrar en el hotel Mercure, pero haba cerrado sus puertas con refugiados adentro. Seguimos corriendo hacia el barrio antiguo, donde gentilmente un hombre nos abri las rejas de un hangar (…). ramos cerca de 150, y all nos quedamos una hora y media”.

Igualmente para Le Monde relata Charlne Camin, quien corri enlazada a la mano de su novio, “para no perderse”, despus de haber abandonado de golpe la mesa de una terraza de caf: “Nos refugiamos en otro restaurante (…), la gente trataba de esconderse en los baos, en las cocinas. Apagamos las luces para ser ms discretos”.

Por su parte, el matutino Libration aporta el relato de Suzy, una nizarda de 65 aos que se encontraba celebrando en el Queeny, un bar que da al mar, ideal para ver los fuegos.

“De golpe, un camin blanco salido quin sabe de dnde, y luego tiros. Lo dejamos todo, mi cartera, mis gafas, y nos metimos en el fondo del restaurante”. La escena era similar a las otras: todos amontonados, nios, una mujer embarazada y un herido.

“Tena miedo de que fuera como en Pars”, recalca, con el recuerdo latente de la masacre del 13 de noviembre pasado, en la que perecieron 130 personas.

En la pgina web del semanario Le Nouvel Observateur , aparece la historia de Hlna, una parisina de 24 aos, estudiante de letras, que lleva tres semanas de vacaciones en Niza. Ella y sus amigos se dirigan al Casino, cuando vieron a mucha gente correr.

“No saba en realidad si era algo festivo o si se trataba de hooligans”, apunta, refirindose a los fans del ftbol. Luego apareci el camin. “Cre que haba perdido los frenos. Me qued ah, petrificada, incapaz de moverme, mirando a la gente que aullaba, que sala por los aires, los coches de nios triturados, los cuerpos en el suelo, como si estuviera en una pelcula.

Fue Cyprien, su amigo, quien la sac de su estupor. “En ese momento el camin estaba casi encima de nosotros –agrega el joven-. Tuve incluso tiempo para verle la cara al chofer, barbudo, con cara de estarse divirtiendo”.

Hlna vio a una anciana que era aplastada, justo a su lado. “Estaba extendida, la cabeza sangrando, con una pierna completamente dislocada en una posicin anormal. Me dijo ‘voy a morir’. Quise ayudarla, pero haba tiros por todas partes”.

Al final se refugiaron en el hotel West End, en cuyo interior permaneca el cuerpo de un nio de cinco aos.

“Lo vimos morir en los brazos de su madre. Y luego escuchamos el grito de ella. Su grito”, concluye. Esta maana, mientras se conoca que la vecina ciudad de Marsella anulaba la fiesta de fuegos artificiales de este viernes 15 de julio, el diario Le Figaro anunciaba que entre las vctimas se encuentra el director adjunto de la polica fronteriza local.

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KESQ News Team

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