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Cómo ISIS tiene a Europa y Estados Unidos en la mira después del mortal ataque en Moscú

Ángela Reyes Haczek

(CNN) — Podía parecer que la amenaza del ISIS, también conocido como Estado Islámico, estaba menguando a medida que los titulares se centraban en Ucrania, Gaza y las próximas elecciones estadounidenses. Pero el atentado de la semana pasada en una sala de conciertos de Moscú recordó al mundo el peligro permanente del terrorismo islamista y las ambiciones de lo que se conoce como IS Khorasan (ISIS-K) mucho más allá de sus campamentos en las montañas de Afganistán.

Analistas creen que el grupo se centra cada vez más en Europa, y señalan acontecimientos como los Juegos Olímpicos de París de este año como posibles objetivos.

El ISIS reivindicó la autoría del atentado de Moscú. El hecho de que ciudadanos tayikos estuvieran presuntamente implicados indica que el ISIS-K fue el responsable: el grupo atrae a muchos miembros de Asia Central y tiene antecedentes de complots anteriores en Rusia. Las autoridades estadounidenses también han afirmado que existen pruebas de que el ISIS-K perpetró el atentado.

El ISIS-K se creó hace nueve años como una “provincia” autónoma del Estado Islámico y, a pesar de sus numerosos enemigos, ha sobrevivido y ha demostrado ser capaz de lanzar atentados en Pakistán, Irán y Asia Central. Antes del atentado de Crocus City, había planeado otros en Europa y Rusia. El comandante del Mando Central de Estados Unidos general Erik Kurilla evaluó recientemente que el ISIS-K “conserva la capacidad y la voluntad de atacar intereses estadounidenses y occidentales en el extranjero en un plazo de tan solo seis meses sin apenas previo aviso”.

Expertos de la ONU y otros —incluidos los servicios de seguridad rusos— estiman la fuerza del ISIS-K entre 4.000 y 6.000 combatientes. Sanaullah Ghafari se convirtió en el líder del grupo en 2020 y, a pesar de informes ocasionales de su desaparición, analistas del terrorismo creen que sigue siendo un líder eficaz.

Tanto los talibanes como Estados Unidos han intentado —aunque no de forma concertada— expulsar al ISIS-K de sus refugios en el este de Afganistán. Pero un análisis reciente en Sentinel, la revista del Combating Terrorism Center de West Point, afirmaba que “sigue siendo una organización resistente, capaz de adaptarse a dinámicas cambiantes y evolucionar para sobrevivir a circunstancias difíciles”.

Resistencia y expansión

Edmund Fitton-Brown, asesor principal del Counter Extremism Project, con sede en Nueva York, declaró a CNN que el ISIS-K “tiene el deseo y una creciente capacidad para proyectarse más allá de Afganistán y llevar a cabo atentados regionales” en Pakistán, Irán y Asia central, reforzados por una sólida producción mediática en tayiko, uzbeko y ruso. Fitton-Brown afirmó que en Afganistán “el chovinismo pashtún de los talibanes ha ayudado al ISIS-K a reclutar entre otros grupos étnicos afganos”.

El ataque más infame del ISIS-K hasta ahora fue el atentado suicida en el aeropuerto de Kabul en 2021, en el que murieron casi 200 personas, entre ellas 13 soldados estadounidenses que custodiaban el aeropuerto.

Ha continuado una campaña de atentados suicidas y asesinatos contra los talibanes, a los que considera insuficientemente radicales y en deuda con potencias exteriores. La semana pasada, un terrorista suicida del ISIS-K detonó su cinturón de explosivos entre milicianos talibanes en la ciudad afgana de Kandahar, causando decenas de víctimas, según versiones locales.

Pero el ISIS-K también ha ampliado su órbita. Amira Jadoon, autora de un libro sobre el grupo, afirmó que en los últimos tres años ISIS-K “se ha vuelto más ambicioso y agresivo en sus esfuerzos por ganar notoriedad y relevancia en el sur y centro de Asia, lanzando su campaña de propaganda multilingüe más agresiva y ampliando los tipos de ataques que lleva a cabo”.

“Ha fusionado eficazmente una amplia gama de agravios regionales en su agenda yihadista global”, declaró Jadoon a CNN.

El año pasado, el grupo perpetró un atentado devastador contra un mitin electoral en Baujur (Pakistán), en el que murieron más de 60 personas. También se ha establecido en la conflictiva provincia paquistaní de Baluchistán, fronteriza con Irán.

En enero, el ISIS reivindicó la autoría de dos atentados suicidas en la ciudad iraní de Kerman, en los que murieron 90 personas y más de 200 resultaron heridas. Jadoon, profesora asociada de la Universidad de Clemson, afirmó que dada su “proximidad a los atentados, su estrategia de ataque altamente sectaria y la diversidad de sus miembros, es muy probable que ISK [como también se denomina el grupo] desempeñara un papel en el atentado de Kerman”.

La amenaza para Europa

ISIS-K tiene ambiciones mucho más allá del sur de Asia, con el objetivo de atentar contra Rusia, Europa occidental e incluso Estados Unidos. Las agencias de seguridad europeas están prestando mayor atención a la amenaza, aunque las capacidades del ISIS-K todavía no están a la altura de sus ambiciones.

Hans-Jakob Schindler, director sénior del Counter Extremism Project, señala que en julio del año pasado se detuvo en Alemania a siete hombres sospechosos de planear atentados de alto nivel y de estar en contacto con los planificadores del ISIS-K. Todos los sospechosos procedían de Asia Central.

Este mes, dos ciudadanos afganos fueron detenidos en Alemania, acusados de realizar “preparativos concretos” para atentar contra el Parlamento sueco en represalia por una oleada de quemas de coranes en el país. Uno de ellos se había unido al ISIS-K el año pasado, según los fiscales, y sus planes se hicieron “en estrecha consulta con” operativos del ISIS-K.

Christine Abizaid, directora del Centro Nacional de Lucha contra el Terrorismo de Estados Unidos, declaró ante el Congreso el pasado otoño que hasta ahora “ISIS-Khorasan se ha apoyado principalmente en operativos sin experiencia en Europa para intentar llevar a cabo atentados en su nombre”.

Fitton-Brown —ex coordinador de sanciones y evaluación de amenazas de la ONU en relación con ISIS, Al Qaeda y los talibanes— coincidió en que hasta ahora la amenaza en Europa ha sido “ingenua y embrionaria”, pero advirtió que ISIS-K “se ha conectado a la diáspora centroasiática, principalmente en Rusia y Turquía y, en cierta medida, en Alemania”.

Considera el atentado de Moscú un “gran éxito” para el grupo, que demuestra un nivel de planificación nunca visto más allá del sur de Asia. ISIS afirmó que la sala había sido objeto de un intenso reconocimiento.

Una evaluación del Departamento de Defensa estadounidense filtrada señalaba el año pasado que “ISIS ha estado desarrollando un modelo rentable para operaciones externas que se basa en recursos de fuera de Afganistán, operativos en países objetivo y amplias redes de facilitación”.

Tras el atentado de Moscú, Francia -que acoge los Juegos Olímpicos este año- elevó al máximo el nivel de amenaza terrorista. El primer ministro Gabriel Attal declaró que miles de soldados más estaban listos para reforzar su fuerza antiterrorista, y añadió: “La amenaza islamista es real (…). Nos preparamos constantemente para todos los escenarios”.

Fitton-Brown no lo considera alarmista. “Espero equivocarme”, dijo a CNN, “pero estoy muy preocupado por los Juegos Olímpicos de París”.

Describió una “tormenta perfecta” del creciente alcance de ISIS-K, la rabia ambiental entre individuos radicalizados por la situación en Gaza y la liberación de exyihadistas de cárceles europeas tras cumplir sus condenas.

Jadoon dijo que no puede pasarse por alto el riesgo de que la “marca ISIS-K resuene entre simpatizantes individuales en países occidentales”. Explicó que como los militantes lo ven como “una fuerza inspiradora y creciente, puede atraer a individuos de naciones occidentales que se sientan atraídos por su ideología”. “Esto podría dar lugar a intentos de individuos de viajar a zonas de conflicto para unirse a sus filas o llevar a cabo atentados en sus países de origen en nombre del grupo.”

El odio a Putin

Rusia puede ser especialmente vulnerable al ISIS-K. Hace diez años, el entonces líder del ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi, denunció a “los cruzados, sus aliados, y con ellos al resto de naciones y religiones de kufr (infieles), todos ellos dirigidos por Estados Unidos y Rusia”.

Un año después, la franquicia del ISIS en el Sinaí reivindicó la bomba que derribó un avión chárter ruso que volaba de Sharm el-Sheij a San Petersburgo, matando a las 224 personas que iban a bordo.

La aversión del ISIS hacia Vladimir Putin tiene su origen en el papel de Rusia en Siria en apoyo del régimen de Assad y en las brutales guerras chechenas de principios de siglo. El apoyo de Rusia a los regímenes autoritarios de Asia central —que el ISIS-K ha descrito como “marionetas” de Rusia— ha acentuado la animadversión.

ISIS-K también se ha burlado de los talibanes por “hacerse amigos de los rusos, asesinos de los musulmanes chechenos”. En 2022, un terrorista suicida del ISIS-K atacó la embajada rusa en Kabul, matando a dos empleados.

Ahora está claro que el grupo intenta establecerse dentro de Rusia. A principios de este mes, el servicio de seguridad ruso —el FSB— dijo que había matado a dos operativos del ISIS-K en la región de Kaluga que planeaban un atentado contra una sinagoga de Moscú.

Sospechosos del ataque en la sala de conciertos del Crocus City Hall, desde la izquierda: Saidakrami Rachabalizoda, Shamsidin Fariduni, Dalerdzhon Mirzoyev y Muhammad Sober Faizov. (Crédito: Yulia Morózova/Reuters)

Jadoon declaró a CNN que “la proximidad geográfica, la inclusión de combatientes centroasiáticos en sus filas y su decidida estrategia propagandística regional y mundial indican que el ISIS-K probablemente desempeñó un papel en este atentado, posiblemente desplegando a sus propios militantes afiliados o proporcionando apoyo financiero o entrenamiento a los autores”.

Fitton-Brown considera que Rusia es extremadamente vulnerable a nuevos atentados, con sus servicios de seguridad preocupados por Ucrania y una vasta reserva de trabajadores inmigrantes procedentes de Asia central, al menos algunos de los cuales probablemente se hayan radicalizado. Todos los detenidos desde el atentado de Crocus City son tayikos.

En varios atentados anteriores en Rusia inspirados o reivindicados por el ISIS han participado ciudadanos tayikos, uzbekos o kirguisos. En 2017, un ciudadano uzbeko perpetró un atentado suicida en el metro de San Petersburgo, en el que murieron 15 personas.

La vulnerabilidad de Rusia puede verse aumentada por la facilidad para viajar desde Turquía. Fuentes de seguridad turcas confirmaron a CNN que dos de los presuntos atacantes de Crocus City pasaron un tiempo en Estambul antes de volar de regreso a Rusia a principios de marzo, un factor que Fitton-Brown considera “altamente significativo” dada la presencia de trabajadores migrantes tayikos en Turquía. Un ciudadano tayiko, Shamil Hukumatov, que según la ONU era uno de los “propagandistas más activos y reclutadores de alto rango” del grupo, fue detenido en Turquía el año pasado.

La actitud del gobierno ruso, tanto antes como después del atentado de Moscú, puede no ayudarle a hacer frente a la amenaza. Después de que Estados Unidos advirtiera a principios de marzo de la posibilidad de atentados terroristas en “grandes concentraciones en Moscú, incluidos conciertos”, Putin arremetió contra “las declaraciones provocadoras de una serie de estructuras oficiales occidentales”. “Todo ello se asemeja a un chantaje descarado y a la intención de sembrar el miedo y desestabilizar nuestra sociedad”, dijo.

Schindler, del Counter Extremism Project, dijo que incluso si el FSB estuviera al tanto de tales complots, el despliegue protector de las fuerzas de seguridad en los conciertos habría olido a contradicción con el Kremlin, y por lo tanto habría sido imprudente.

Tras el atentado, Putin dijo que había sido llevado a cabo “por manos de islamistas radicales”, pero que había sido patrocinado desde otro lugar, sugiriendo que Ucrania había estado implicada, algo negado enérgicamente por Kyiv y Washington. Y según el director del FSB, Alexander Bortnikov, tres países estaban detrás del ataque terrorista: Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania.

El discurso de Moscú es que incluso si el ISIS-K o individuos inspirados por él intensifican su campaña en Rusia, serán vistos como marionetas de fuerzas más oscuras. Eso puede distorsionar la recogida de información de inteligencia.

Para el ISIS-K, el atentado de Moscú es un golpe. Rita Katz, directora ejecutiva de SITE Intelligence, dijo: “El apoyo global de ISIS descansa en gran parte en su imagen de organización capaz, y esta devastadora masacre en Rusia solo alimentará esa imagen”.

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