Así ha sido la transformación del Centro Kennedy por parte de Trump
Por Betsy Klein, CNN
El presidente Donald Trump aún no ha puesto su nombre en el Centro Kennedy, pero ya lo ha adaptado a su gusto.
A solo días de participar en el sorteo de la Copa Mundial de la FIFA en el escenario —y de aceptar el primer Premio de la Paz de la FIFA—, se espera que Trump sea el anfitrión de los Premios del Centro Kennedy para Sylvester Stallone, la banda de rock KISS y Gloria Gaynor, entre otros.
Más adelante este mes, reunirá a la junta directiva del centro, que él preside, en Palm Beach, Florida —a casi 1.600 kilómetros de la sede de la institución en Washington— para una “agenda completa de eventos”, según una invitación obtenida por CNN.
La reunión externa del 18 de diciembre y los eventos centrados en Trump ponen de relieve cómo el presidente ha buscado dejar su huella en la institución cultural más destacada del país: reestructurando su liderazgo, asegurando fondos multimillonarios del Congreso para renovaciones y reimaginando su programación. Las medidas han provocado una profunda conmoción interna y han suscitado el escrutinio de legisladores demócratas, miembros de la comunidad artística y exempleados del Centro Kennedy.
Esos cambios, tanto temáticos como superficiales, también reflejan los esfuerzos más amplios de Trump por reestructurar Washington.
Las reuniones de la junta, dice un asistente, son un reflejo de las reuniones del gabinete de Trump, con miembros que hablan de “lo grandioso y visionario que es el presidente, de su gran clase y buen gusto”.
La toma de control de Trump del Centro Kennedy comenzó temprano. Días después de regresar al cargo, anunció un plan agresivo para desmantelar la junta directiva existente y destituir a su presidente, el filántropo multimillonario David Rubenstein.
Instaló a un grupo de leales; incluyendo al nuevo presidente Richard Grenell, su embajador en Alemania durante su primera gestión, quien ha estado reevaluando la programación y dirigiéndola “para las masas”. Grenell ha reducido el personal existente, contratado aliados políticos y exigido una “política de equilibrio” para cada espectáculo y alquiler de instalaciones.
Y mientras Trump impone su gusto estético en Washington, el Centro Kennedy no ha sido la excepción. Su “gran y hermoso proyecto de ley” incluyó US$ 257 millones para “gastos necesarios de reparación de capital, restauración, mantenimiento atrasado y estructuras de seguridad”. Trump ha promocionado la restauración del mármol exterior, las sillas interiores y los escenarios “completamente” renovados, que según él estarán listos en un año.
Los cambios también se extienden al escenario, ya que el presidente ha buscado implementar una “Visión para una Edad de Oro en las Artes y la Cultura”, afirmando que el “Centro Trump Kennedy” —como lo ha llamado repetidamente— “no va a ser progresista”.
La culminación es la ceremonia de los Honores del Centro Kennedy de este fin de semana, un evento al que Trump no asistió durante su primer mandato.
El presidente, que anunció a los homenajeados de este año en agosto, dijo que estuvo “98 % involucrado” en la elección de los galardonados, quienes normalmente serían determinados por un comité de artistas, recomendaciones de la junta y la solicitud del público, según un exempleado.
Como en años anteriores, los homenajeados serán celebrados con segmentos que contarán con invitados especiales y recibirán medallas, aunque los premios han sido rediseñados para eliminar su distintiva cinta arcoíris.
Las funciones del presidente como anfitrión podrían ser más limitadas durante el evento, que se grabará este domingo y se emitirá a finales de este mes por CBS, según una fuente familiarizada con el asunto.
Paramount, la empresa matriz de CBS, no respondió a la solicitud de comentarios de CNN, pero un funcionario de la Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump desempeña un papel fundamental.
Mientras Trump entregaba los premios a la última generación de homenajeados del Centro Kennedy en una ceremonia la noche de este sábado en el Despacho Oval, reflexionó sobre los cambios de su Gobierno en la institución artística. “Como saben, el edificio está siendo renovado… Vamos a hacer algo realmente especial”, dijo.
Los cambios del presidente no han sido bien recibidos por exempleados, quienes han descrito presiones políticas y un cambio fundamental en los valores bajo el Gobierno de Trump, lo cual, afirman, también afecta sus finanzas.
En esta temporada navideña, la baja venta de boletos ha impactado a “El cascanueces”, históricamente uno de los eventos más populares del centro. Aproximadamente 10.000 entradas se vendieron para la producción de este año en siete funciones, en comparación con alrededor de 15.000 entradas en las funciones de 2021 a 2024, según datos internos de ventas revisados por CNN.
El Centro Kennedy ofreció aproximadamente cinco veces más boletos de cortesía para las funciones de este año que en los últimos cuatro años, según los datos. Y el espectáculo de este año ha quedado corto en aproximadamente US$ 500.0000 por debajo de su meta presupuestada de ingresos de US$ 1,5 millones.
Una fuente del Centro Kennedy, que prefirió el anonimato para hablar con libertad, desestimó las preocupaciones sobre esas ventas. “Vender cada boleto de ‘El cascanueces’ no cubre tus gastos. Tenemos 19 sindicatos aquí. Los costos de producción son enormes”, dijo la fuente a CNN, y agregó que, bajo el nuevo modelo de equilibrio, se requeriría un patrocinador para compensar la diferencia.
Pero hay preocupaciones más profundas sobre la pérdida de ingresos, ya que tanto artistas como público buscan otros lugares. Artistas como Issa Rae, Renée Fleming, Shonda Rhimes y Ben Folds renunciaron a sus cargos de liderazgo o cancelaron eventos en el espacio. Y Jeffrey Seller, productor del exitoso musical “Hamilton”, canceló la temporada planeada del espectáculo a inicios de este año.
“Uno de los salvavidas financieros del centro es Broadway”, dijo un exempleado. “Las giras de Broadway están evaluando dónde deberían presentarse y, en muchos casos, eligen no hacerlo en el Centro Kennedy”.
La fuente del Centro Kennedy señaló un reciente informe del New York Times sobre la baja rentabilidad de Broadway. La mayoría de las producciones que se han cancelado, dijo la fuente, no pudieron o no quisieron buscar un patrocinador corporativo para compensar la diferencia de rentabilidad.
“Las personas que cancelan usualmente lo hacen por motivos financieros, porque querían que pagáramos la cuenta, o eran de extrema izquierda”, dijo.
El centro también se enfrenta al escrutinio de los demócratas del Congreso, que financian las instalaciones. Los ingresos provienen de una combinación de venta de entradas, alquileres y servicios auxiliares como alimentos, bebidas y estacionamiento, mientras que los donantes aportan el resto, según la fuente familiarizada con el asunto.
El senador Sheldon Whitehouse, el demócrata de mayor rango en la Comisión de Medio Ambiente y Obras Públicas, inició una investigación sobre la gestión del centro, alegando que se está “utilizando como un fondo discrecional y club privado para los amigos y aliados políticos de Trump”.
La Casa Blanca ha defendido la gestión de Trump, y la portavoz Liz Huston dijo que el presidente está “restaurando el Centro Kennedy como la joya de la corona de las artes y la cultura en la capital de nuestra nación”.
Y la portavoz del Centro Kennedy, Roma Daravi, destacó la recaudación de fondos del equipo, especialmente entre los donantes corporativos. Dijo a CNN que han recaudado US$ 131 millones bajo la supervisión de Grenell después de desmantelar el equipo de desarrollo existente.
Bajo la dirección de Grenell, el Centro Kennedy ha albergado eventos para la Fundación de la Unión Conservadora Estadounidense, el estreno de una película producida por Christian Broadcasting Network, “The Revival Generation”, y un homenaje para el fallecido activista conservador Charlie Kirk. Y aunque Grenell ha dicho repetidamente que está trabajando para transformar el recinto en un lugar donde “todos sean bienvenidos”, exempleados dicen que no ha sido así.
“Nos preguntaban específicamente si alguno de los artistas era trans. Nunca dijeron explícitamente ‘No lo hagan’, pero imposibilitaban que los artistas trans y gay pudieran venir de forma segura”, dijo Marc Bamuthi Joseph, exjefe del equipo de impacto social del Centro Kennedy, quien fue despedido después de que Trump asumiera el cargo.
El efecto fue inmediato. “En esos primeros meses, hubo muchos artistas que decidieron simplemente no venir”, dijo.
Una de las pérdidas más significativas, señaló, se produjo cuando el Teatro de Danza Estadounidense Alvin Ailey, un pilar del Centro Kennedy durante décadas, se negó a regresar.
“No solo pierdes la compañía de danza más prestigiosa y longeva de Estados Unidos, sino que también pierdes a esos públicos. Literalmente estás sacando la cultura del lugar”, dijo Joseph.
Al ser consultado, Grenell calificó a Joseph de “extrema izquierda”.
El sorteo de la Copa Mundial de la FIFA del viernes desplazó la programación artística previamente agendada, incluida la Orquesta Sinfónica Nacional residente y una producción de la “Sinfonía N.º 6” de Gustav Mahler.
Se estima que su costo para el Centro Kennedy superó los US$ 5 millones, según un documento interno obtenido y publicado por la Casa Blanca. La fuente del sitio artístico dijo que el centro “ganó muchísimo dinero con la FIFA”, y le dijo a CNN que recaudó US$ 7,4 millones, más gastos, pero no proporcionó un desglose ni documentación.
Aun así, en conversaciones con CNN, varios defensores del arte expresaron su preocupación por la insistencia de Grenell de que toda la programación debe equilibrarse financieramente, señalando que el Centro Kennedy es una entidad sin fines de lucro.
“Quieren administrar una organización artística sin fines de lucro como si fuera una organización con fines de lucro”, dijo la fuente.
“Pero la razón por la que existen las organizaciones artísticas sin fines de lucro es para mantener el arte que no es rentable. Si le dijeras a una compañía de ópera que existiera por sí sola porque va a ganar dinero, no habría ópera”.
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Con información de René Marsh, Alli Rosenbloom, Adam Cancryn y Kit Maher, de CNN.