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Los robots eléctricos están cartografiando el fondo marino, la última frontera de la Tierra

Alexandra Ferguson

(CNN Business) — El ser humano ha explorado las montañas, las selvas y los desiertos de la Tierra por siglos. Pero a pesar de cubrir más del 70% de la superficie terrestre, el océano sigue siendo prácticamente un misterio. De hecho, sabemos más de la superficie de Marte que del fondo marino; apenas se ha cartografiado más del 20% del lecho oceánico.

Obtener una imagen más completa nos permitiría navegar con mayor seguridad, crear modelos climáticos más precisos, tender cables de telecomunicaciones, construir centrales eólicas en alta mar y proteger las especies marinas, todo ello dentro de lo que se conoce como “economía azul”, cuyo valor se estima en US$ 3 billones para 2030.

Los vehículos robóticos subacuáticos equipados con sensores están ayudando a recopilar esos datos de forma más rápida y barata que nunca. Pero muchos de estos vehículos dependen de baterías con una vida útil limitada, y necesitan volver a un barco o a la costa para recargarse, lo que dificulta el mapeo de partes más remotas del mar.

Una startup de cinco años llamada Seatrec, fundada por el oceanógrafo Yi Chao, está afrontando este desafío. Mientras trabajaba en la NASA, Chao desarrolló una tecnología para proporcionar energía a los robots oceánicos aprovechando “la diferencia de temperatura que se produce de forma natural” en el mar, explicó a CNN Business.

Más ecológico y más barato

El módulo de energía puede instalarse en robots de recogida de datos ya existentes o en el propio dispositivo flotante de Seatrec. Éste se sumerge un kilómetro para examinar la química y la forma del fondo marino, utilizando un sonar para crear un mapa de la zona circundante.

El robot vuelve a la superficie para enviar sus resultados por satélite.

El flotador de Seatrec utiliza las diferencias de temperatura del océano para impulsarse.

A medida que el flotador se desplaza entre las zonas más frías y las más cálidas del océano, el material del interior del módulo se derrite o se solidifica, provocando una presión que, a su vez, genera energía térmica y alimenta el generador de energía del robot.

“Se cargan con el mar, por lo que pueden prolongar su vida útil casi indefinidamente”, afirma Chao.

Un modelo básico de flotador suele costar unos US$ 20.000. Añadir el sistema de energía de Seatrec añade otros US$ 25.000, dijo Chao.

Pero el acceso a la energía renovable y gratuita y la posibilidad de permanecer más tiempo en el agua hace que la recopilación de datos sea hasta cinco veces más barata a largo plazo, según Chao. Según Chao, la empresa está fabricando menos de 100 dispositivos al año, principalmente para investigadores marinos, pero la tecnología se puede ampliar fácilmente: el módulo de energía de Seatrec también puede instalarse en los dispositivos de cartografía existentes para ampliar su alcance.

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Acelerar el ritmo

Según Jamie McMichael-Phillips, director del proyecto Nippon Foundation-GEBCO Seabed 2030, las nuevas tecnologías que pueden ampliar el alcance de los dispositivos de recopilación de datos son cruciales para cartografiar las zonas más remotas de las profundidades marinas.

“Uno de los grandes retos que tenemos es simplemente la física”, dijo McMichael-Phillips. “A diferencia de la cartografía de la superficie terrestre, donde podemos utilizar una cámara o un satélite, en el mar la luz no penetra a través del agua. Así que estamos bastante limitados a usar sistemas de sonar”.

El proyecto Seabed 2030, lanzado en 2017, ha aumentado la conciencia sobre la importancia del fondo marino, y ha dado a los investigadores y a las empresas un objetivo claro por el que trabajar: mapear todo el fondo marino para finales de esta década.

Algunas empresas, como XOCEAN, están estudiando el océano desde la superficie. Otra empresa, Bedrock Ocean Exploration, afirma que puede realizar estudios de los fondos marinos hasta 10 veces más rápido que los métodos tradicionales utilizando un submarino eléctrico autónomo equipado con sonares, cámaras y láseres; los datos se analizan después en la propia plataforma en la nube de Bedrock.

Bedrock Ocean Exploration utiliza un submarino eléctrico autónomo equipado con sonares, cámaras y láseres.

El reto que se avecina

Incluso con el creciente número de tecnologías que aceleran la exploración del fondo marino, completar el mapa sigue siendo un reto logístico y financiero.

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Chao calcula que se necesitarían 3.000 flotadores de Seatrec en funcionamiento durante los próximos 10 años para estudiar el océano en su totalidad. La empresa ha recaudado US$ 2 millones de financiación inicial para aumentar la producción de su sistema de captación de energía.

Pero esto es apenas una gota de agua del capital necesario para realizar una exploración completa del océano, que se estima en “entre US$ 3.000 y US$ 5.000 millones”, según McMichael-Phillips, “más o menos el mismo orden de magnitud que el costo de enviar una misión a Marte”.

DiMare de Bedrock cree que es hora de empezar a invertir en nuestro propio planeta.

“Si queremos que la Tierra siga siendo un lugar en el que los humanos puedan vivir”, dijo, “tenemos que ser mucho más inteligentes sobre lo que ocurre en el océano”.

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