Los secretos de los “SuperAgers”, ancianos con una memoria superior a sus 80 años
Sofía Benavides
(CNN) — A pesar de su actividad como voluntaria, de hacer ejercicio en el gimnasio varios días a la semana, socializar frecuentemente con amigos y familiares, leer todo tipo de libros y hacer crucigramas todos los días, Carol Siegler, de 85 años, es inquieta.
“Estoy aburrida. Me siento como un Corvette que es usado como carrito de compras”, dijo Siegler, quien vive en Palatine, un suburbio de Chicago.
Siegler es una “SuperAger” cognitiva, quien posee un cerebro tan agudo como el de las personas 20 o 30 años más jóvenes. Ella es parte de un grupo de élite inscrito en el Programa de Investigación de Superenvejecimiento de Northwestern, que desde hace 14 años se dedica al estudio de ancianos con memoria superior. El programa es parte del Centro Mesulam de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago.
“Hice dos audiciones para ‘¡Jeopardy!’ y lo hice lo suficientemente bien como para ser invitada a las audiciones en vivo. Entonces golpeó el covid”, dijo Siegler.
“Quién sabe qué tan bien lo hubiera hecho”, agregó con una sonrisa. “Lo que les he dicho a mis hijos y a todos los que me preguntaron: ‘Puede que sepa mucho sobre Beethoven y Liszt, pero sé muy poco sobre Beyoncé y Lizzo’”.
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¿Qué es un SuperAger?
Para ser SuperAger, un término acuñado por los investigadores de Northwestern, una persona debe tener más de 80 años y estar dispuesto a someterse a pruebas cognitivas exhaustivas. Para ser aceptado en el estudio la memoria de la persona debe ser tan buena o mejor que la de las personas cognitivamente normales de entre 50 y 60 años.
“Se requiere que los SuperAgers tengan una memoria episódica sobresaliente, la capacidad de recordar eventos cotidianos y experiencias personales pasadas, pero más allá de eso los SuperAgers solo necesitan tener un rendimiento promedio en las otras pruebas cognitivas”, dijo la neurocientífica cognitiva Emily Rogalski, profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Escuela de Medicina Feinberg.
Solo alrededor del 10% de las personas que solicitan su ingreso al programa cumplen con esos criterios, dijo Rogalski, quien desarrolló el proyecto SuperAger.
Carol Seigler junto a su familia.
“Es importante señalar que cuando comparamos a los SuperAgers con las personas promedio de esa edad, tienen niveles similares de coeficiente intelectual, por lo que las diferencias que estamos viendo no se deben solo a la inteligencia”, dijo.
Una vez aceptado, se toman escaneos 3D coloridos del cerebro y las pruebas cognitivas y los escaneos cerebrales se repiten una vez por año más o menos. El análisis de los datos a lo largo de los años ha arrojado resultados fascinantes.
Neuronas más grandes libres de tau
Los cerebros de la mayoría de las personas se encogen a medida que envejecen. En los SuperAgers, sin embargo, los estudios han demostrado que la corteza, responsable del pensamiento, de la toma de decisiones y de la memoria, sigue siendo mucho más gruesa y se encoge más lentamente que la de las personas de 50 y 60 años.
El cerebro de un SuperAger, generalmente donado al programa de investigación por los participantes después de su muerte, también tiene células más grandes y saludables en la corteza entorrinal. Es “una de las primeras áreas del cerebro en ser ‘golpeada’ por la enfermedad de Alzheimer”, dijo Tamar Gefen, profesora asistente de psiquiatría y ciencias del comportamiento en Northwestern, en un correo electrónico.
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La corteza entorrinal tiene conexiones directas con otro centro clave de la memoria, el hipocampo, y “es esencial para la memoria y el aprendizaje”, dijo Gefen, el autor principal de un estudio de noviembre que comparó los cerebros de personas de la tercera edad fallecidas con los de personas mayores y más jóvenes cognitivamente normales con personas diagnosticadas con Alzheimer temprano.
Carol Seigler, de 85 años. Crédito: Courtesy Jennifer Boyle
Los cerebros SuperAger tenían tres veces menos enredos de tau —o formaciones anormales de proteína dentro de las células nerviosas— que los cerebros cognitivamente saludables, según el estudio. Los enredos de Tau son un signo distintivo de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
“Creemos que las neuronas más grandes en la corteza entorrinal sugieren que son más ‘estructurales’ y quizás puedan resistir mejor ante la formación de marañas neurofibrilares de tau”, dijo Gefen.
Gefen también descubrió que los cerebros de los SuperAgers tenían muchas de las neuronas von Economo, un tipo raro de célula cerebral, que hasta ahora se ha encontrado en humanos, grandes simios, elefantes, ballenas, delfines y pájaros cantores. Se cree que las neuronas von Economo con forma de sacacorchos permiten una comunicación rápida a través del cerebro. Otra teoría es que las neuronas von Economo dan a los humanos y a los grandes simios una ventaja intuitiva en situaciones sociales.
Las neuronas von Economo se encontraron en la corteza cingulada anterior, que forma un collar en la parte frontal del cerebro que une el lado cognitivo del razonamiento con el lado emocional del sentimiento. Se cree que el cingulado anterior es importante para regular las emociones y prestar atención, otra clave para una buena memoria.
En conjunto, estos descubrimientos parecen apuntar a un vínculo genético como responsable de convertirse en SuperAger, dijo Gefen. Sin embargo, agregó: “La única forma de confirmar si los SuperAgers nacen con neuronas entorrinales más grandes sería medir estas neuronas desde el nacimiento hasta la muerte. Eso obviamente no es posible”.
¿Puede influir el entorno?
Los SuperAgers comparten rasgos similares, dijo Rogalski, que también es director asociado del Centro Mesulam de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer en Feinberg. Estas personas se mantienen activas físicamente. Tienden a ser positivas. Desafían a su cerebro cada día, leyendo o aprendiendo algo nuevo; muchos siguen trabajando hasta los 80 años. Los SuperAgers también son sociales, se roden de la familia y amigos, y a menudo se los puede encontrar trabajando como voluntarios en la comunidad.
“Cuando comparamos a los SuperAgers con las personas normales de su edad, vemos que tienden a mantener relaciones más positivas con los demás”, afirma Rogalski.
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“Esta conectividad social puede ser un rasgo de los SuperAgers que los distingue de los que aún están bien pero que son lo que llamaríamos un ‘ager medio’ o normal”, dijo.
Mirando hacia atrás en su vida, Carol Siegler reconoce en su historia muchos rasgos de SuperAger. De pequeña, durante la Gran Depresión, aprendió a deletrear y a tocar el piano. Aprendió a leer en hebreo de la mano de su abuelo, leyendo su periódico semanal en yiddish.
“Tengo una gran memoria. Siempre la he tenido”, dice Siegler. “Siempre he sido la niña a la que se le podía decir: ‘Oye, ¿cuál es el número de teléfono de Sofía?’ y yo lo sabía de memoria”.
Se graduó en el instituto a los 16 años y enseguida fue a la universidad. Siegler obtuvo su licencia de piloto a los 23 años y más tarde creó una empresa familiar en su sótano que llegó a tener 100 empleados. A los 82 años, ganó el Torneo Americano de Crucigramas para su grupo de edad, al que dijo que se presentó “como una broma”.
Tras ver un anuncio del programa SuperAger en televisión, Siegler también pensó que podía ser divertido. Ser elegida como SuperAger fue una emoción, comentó Siegler, pero es consciente de que nació con suerte.
“Alguien con las mismas habilidades o talentos que un SuperAger y que le toca vivir en un lugar donde hay muy pocas formas de expresarlos, podría no saber nunca que los tiene”, dijo. “Y eso es una verdadera pena”.
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