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Este estado de EE.UU. no está cubierto por el tratado de la OTAN. Algunos expertos dicen que eso tiene que cambiar

Ángela Reyes Haczek

(CNN) — Suecia se convirtió en el miembro más nuevo de la OTAN este mes, uniéndose a 31 naciones de la alianza de seguridad que incluye a Estados Unidos. Bueno, a 49 de los 50 estados de Estados Unidos.

Por un capricho de la geografía y la historia, Hawai no está técnicamente cubierto por el pacto de la OTAN.

Si una potencia extranjera atacara Hawai -por ejemplo, la base de la Marina estadounidense en Pearl Harbor o el cuartel general del Mando Indo-Pacífico al noroeste de Honolulu-, los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte no estarían obligados a acudir en defensa del estado.

“Es lo más extraño”, afirma David Santoro, presidente del think tank Pacific Forum de Honolulu, quien añade que ni siquiera la mayoría de los habitantes de Hawai saben que su estado está técnicamente a la deriva de la alianza.

“La gente tiende a asumir que Hawai forma parte de Estados Unidos y que, por tanto, está cubierto por la OTAN”, afirma.

Pero, admite, la pista está en el nombre de la alianza: Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Hawai está, por supuesto, en el Pacífico, y a diferencia de California, Colorado o Alaska, el 50º estado no forma parte del territorio continental de EE.UU. que llega hasta el océano Atlántico Norte por sus costas orientales.

“El argumento para no incluir a Hawai es simplemente que no forma parte de Norteamérica”, afirma Santoro.

La excepción está recogida en el Tratado de Washington, el documento que estableció la OTAN en 1949, una década antes de que Hawai se convirtiera en estado.

Aunque el Artículo 5 del tratado prevé la autodefensa colectiva en caso de ataque militar a cualquier estado miembro, el Artículo 6 limita el alcance geográfico de la misma.

Marineros a bordo del USS Decatur rinden honores al pasar por el USS Arizona Memorial y el acorazado hundido USS Arizona durante la 82ª ceremonia del Día del Recuerdo de Pearl Harbor el jueves 7 de diciembre de 2023, en Pearl Harbor, Hawai. (Crédito: Mengshin Lin/AP)

“Se considera que un ataque armado contra una o más de las partes incluye un ataque armado contra el territorio de cualquiera de las partes en Europa o Norteamérica”, dice el Artículo 6. También dice que cualquier territorio insular debe estar en el Atlántico Norte, al norte del Trópico de Cáncer.

Un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. confirmó que Hawai no está cubierto por el Artículo 5, pero dijo que el Artículo 4, que dice que los miembros consultarán cuando “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad” de cualquier miembro se vea amenazada, debería cubrir cualquier situación que pudiera afectar al estado 50.

El portavoz también afirmó que cualquier modificación del tratado para incluir a Hawai tendría pocas probabilidades de obtener consenso porque otros miembros tienen territorios fuera de los límites establecidos en el Artículo 5.

Por ejemplo, la OTAN no se unió al Reino Unido en la guerra de 1982 contra Argentina, después de que las tropas argentinas invadieran las islas Malvinas, un territorio británico disputado en el Atlántico Sur.

La OTAN no ha respondido a la solicitud de comentarios de CNN.

Hawai, Guam, Taiwán y Corea del Norte

Algunos expertos afirman que los tiempos han cambiado en las décadas transcurridas desde la firma del Tratado de Washington, y sostienen que la situación política actual en el Indo-Pacífico podría exigir un replanteamiento.

Y es que las bases militares estadounidenses en Hawai podrían desempeñar un papel vital tanto para contrarrestar una agresión norcoreana como para apoyar cualquier posible defensa de Taiwán. El gobernante Partido Comunista de China reclama la isla democrática autónoma como su territorio a pesar de no haberla controlado nunca. El líder chino, Xi Jinping, ha hecho de la “reunificación” con Taiwán una parte clave de su objetivo general de “rejuvenecer” la nación para 2049.

Aunque los dirigentes chinos han dicho que esperan hacerse con el control de la isla por medios pacíficos, no han descartado hacerlo por la fuerza, y en los últimos años han intensificado la intimidación militar a la isla.

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La Ley de Relaciones con Taiwán obliga a Washington a proporcionar armamento para la defensa de la isla, y el presidente Joe Biden ha sugerido que utilizaría personal militar estadounidense para defenderla en caso de invasión china (aunque funcionarios de la Casa Blanca han dicho que la política estadounidense de dejar esa cuestión en ambigüedad no ha cambiado).

John Hemmings, director del Programa de Política Exterior y de Seguridad Indo-Pacífica del Foro del Pacífico, afirma que la exclusión de Hawai de la OTAN elimina “un elemento de disuasión” ante la posibilidad de un ataque chino contra Hawai en apoyo de una posible campaña contra Taiwán.

Vista de una fila de acorazados durante el ataque japonés a Pearl Harbor, Hawai, el 7 de diciembre de 1941. (Crédito: US Navy/Archivos Interinos/Getty Images)

Dejar fuera a Hawai permite a Beijing saber que los miembros europeos de la OTAN tienen potencialmente una especie de “cláusula de escape” a la hora de defender el territorio estadounidense en esa hipotética situación, afirma.

“¿Por qué no pondríamos ese elemento de disuasión a nuestra disposición?”, dice Hemmings. “¿Por qué dejaríamos eso fuera de la mesa si realmente detendría (a China) de una invasión de Taiwán?”.

La importancia estratégica de Hawai también tiene un profundo significado histórico para Estados Unidos. “Aquí ocurrió lo de Pearl Harbor. Aquí es donde se produjo el ataque que nos llevó a la Segunda Guerra Mundial, y —por cierto— esto es lo que también nos llevó a ayudar a liberar a Francia”, afirma.

“Para los estadounidenses existe un vínculo directo entre este estado y nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial y, en última instancia, nuestra ayuda para contribuir a la victoria sobre el Eje (la alianza de la Alemania nazi, Japón e Italia)”.

Hemmings también argumenta a favor de que Guam, el territorio insular estadounidense del Pacífico situado a unas 3.000 millas al oeste de Hawai, se incluya en el paraguas de la OTAN.

La isla alberga la Base Aérea Andersen, desde la que EE.UU. puede lanzar sus bombarderos B-1, B-2 y B-52 a través del Indo-Pacífico.

Hemmings compara la exclusión de Guam de la OTAN con la forma en que EE.UU. dejó la península de Corea fuera de una línea que trazó a través del Pacífico para disuadir a la Unión Soviética y China de extender el comunismo en enero de 1950. Cinco meses después de que se trazara la llamada Línea Acheson comenzó la guerra de Corea.

“El adversario se siente envalentonado para llevar a cabo un conflicto militar y acabas teniendo una guerra de todos modos”, afirma Hemmings.

Santoro, del Foro del Pacífico, también menciona que Guam debería incluirse bajo el paraguas de la OTAN. “Desde el punto de vista estratégico, Guam es mucho más importante que Hawai”, afirma.

“Coalición de la voluntad”

Otros analistas sostienen que si ese hipotético ataque tuviera lugar en Hawai o Guam, los profundos y duraderos lazos que unen a Estados Unidos y a sus aliados democráticos serían sustancialmente más significativos en la toma de decisiones de los países que un tecnicismo en el tratado de la OTAN.

En caso de ataque, “yo esperaría (…) que Estados Unidos intentara formar una coalición de la voluntad en la que participaran principalmente —pero no exclusivamente— los aliados regionales”, afirma Luis Simon, director del Centro de Investigación sobre Seguridad, Diplomacia y Estrategia de la Escuela de Gobierno de Bruselas (Bélgica).

Simon cita la enérgica e inmediata respuesta de la Alianza tras los atentados del 11S, la única vez en sus 74 años de historia que la OTAN ha activado el mecanismo de autodefensa colectiva previsto en el Artículo 5.

Bombarderos B-52H Stratofortress de la Fuerza Aérea de EE.UU. carretean para despegar en la Base Andersen de la Fuerza Aérea, en Guam, el 14 de febrero de 2024. (Crédito: sargento mayor Amy Picard/Fuerza Aérea de EE.UU.)

“Pero Washington optó en realidad por canalizar su respuesta a través de una coalición de la voluntad, y no a través del mando de la OTAN”, afirma. “Sospecho que veríamos una reacción similar en el caso de un ataque a Guam o Hawai, con EE.UU. queriendo mantener el control militar total sobre (la respuesta) y la flexibilidad diplomática”.

Simon también afirma que no ve ninguna diferencia real entre los miembros de la OTAN y su compromiso con Estados Unidos y la alianza.

La OTAN es uno de los cimientos de la comunidad democrática transatlántica. Estados Unidos y otros miembros de la OTAN han pregonado una unidad sin precedentes entre la alianza ante la invasión no provocada de Ucrania por parte de Rusia. Y la OTAN también ha endurecido su retórica compartida sobre China en los últimos años, prometiendo abordar lo que describen como los “desafíos sistémicos” que plantea Beijing.

“Personalmente, tengo pocas dudas de que estarían dispuestos a proporcionar diferentes formas de asistencia en caso de un ataque contra territorio soberano estadounidense, incluso individualmente y a través de instancias multilaterales como la Unión Europea o la OTAN”, afirma.

Jennifer Hansler de CNN contribuyó a este informe.

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