Chile mantiene la alternancia en el Gobierno, pero con giros más bruscos: 4 claves del triunfo de José Antonio Kast
Por Gonzalo Zegarra, CNN en Español
Chile prolongó este domingo una tradición de alternancia política en el poder que ya se extiende por dos décadas, al elegir como nuevo presidente al ultraderechista José Antonio Kast, en un giro más pronunciado que el realizado por el saliente mandatario Gabriel Boric. El cambio conservador llega pocos años después del estallido social con reclamos contra la desigualdad que modificó el escenario del país.
El fundador del Partido Republicano, en su tercer intento por llegar a la Casa de la Moneda, se impuso cómodamente a Jeannette Jara, de la coalición Unidad por Chile, tras una campaña altamente polarizada, y contará con condiciones favorables para aplicar lo que denominó un “gobierno de emergencia” que cambie el rumbo del país.
Kast, favorito tras la votación de noviembre, no estuvo obligado a cambiar su discurso para la segunda vuelta, dado que ya había logrado tocar la fibra sensible de los últimos años en Chile.
A diferencia de otras elecciones, en las que el debate se centró en el costo de vida y los servicios públicos, la conversación pasó por la alta percepción de inseguridad y las políticas sobre la inmigración irregular, en un país históricamente poco acostumbrado a recibir oleadas del extranjero. Analistas consultados por CNN coincidieron en que al oficialismo le costó afrontar ese debate porque implica un cambio en las posturas expresadas hace solo unos años. Aunque Jara lo intentó, con visitas a la frontera y promesas de refuerzo policial, el guante de mano dura nunca le calzó.
La exministra de Trabajo tampoco pudo cohesionar la alianza centroizquierdista ni cautivar a la clase media. Jara defendió conquistas sociales y advirtió el posible impacto del ajuste fiscal que promete Kast, pero no logró instalar esos riesgos en el centro de la discusión. “Básicamente perdió contacto con el mundo popular y con partes de la clase media, como pasó con la izquierda en otras partes del mundo”, dijo Tomás Duval, analista y académico de la Universidad Autónoma de Chile.
La base del histórico triunfo de Kast estuvo en “la efectividad con su discurso del miedo, de un país que pierde su identidad”, dijo la politóloga Andrea Gartenlaub, profesora de la Universidad de Las Américas. Según afirmó, “incluso gente de derecha reconoce que el país no se está cayendo a pedazos”, como intentó convencer Kast para plantear la necesidad de soluciones urgentes, pero el mensaje caló hondo. “La seguridad ciudadana es algo que a los chilenos les toca mucho. Chile era muy tranquilo”, agregó.
Kast recibió el apoyo de Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, aspirantes de la derecha que quedaron fuera en la primera vuelta. Pero el aplastante porcentaje logrado en segunda vuelta incluso supera la suma que alcanzaron los tres en noviembre, y ganó en todas las regiones del país. Es la segunda mayor diferencia en segunda vuelta, solo detrás de los 24 puntos que logró Michelle Bachelet sobre Matthei en 2013, y será la primera vez desde el retorno de la democracia que el bloque de derecha tiene la primera minoría en las dos cámaras del Congreso, lo que deja a Kast un buen margen de gobernabilidad para sus primeros meses. La coalición oficialista ya tiene la mitad de las bancas en el Senado y le alcanza con sumar dos diputados del Partido de la Gente, de Franco Parisi, para tener quórum propio en la Cámara de Diputados.
La distancia puede ser interpretada como un espaldarazo para que Kast aplique sin matices su plan de gobierno con amplias transformaciones. Sin embargo, eso también podría ser un error de lectura, según dijo a CNN Cristobal Bellolio, académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien considera que Kast “va a ser suficientemente inteligente para no leer esa ventaja como un mandato amplio, como una regresión conservadora o como un rechazo a las políticas fundacionales progresistas”.
El analista comentó que ese fue el error que cometieron Bachelet, Sebastián Piñera y Boric en las últimas tres elecciones. “Kast estuvo bajando algunas expectativas. Su programa abandonó la llamada batalla cultural, a pesar de ser un ultraconservador. Incluso transformaciones que la derecha chilena ha querido durante mucho tiempo para impulsar la economía”, agregó Bellolio. De cara a la segunda vuelta, moderó su postura y negó que vaya a recortar programas sociales o afectar derechos adquiridos.
De todas formas, la legitimidad del amplio triunfo y la mayoría legislativa se combinan para aumentar las expectativas de su electorado, que espera que Kast ofrezca prontas soluciones sociales y también económicas, para reactivar el moderado crecimiento reciente del PIB. Como ejemplo está el caso de Boric, que asumió en 2022 con un mensaje de esperanza, pero su popularidad cayó rápidamente, apenas en los primeros meses de gestión.
“El nivel de conflicto social es la gran disyuntiva que tiene Kast. Va a estar dado por el nivel de cumplimiento que haga el presidente en materia de seguridad e inmigración”, dijo Duval. Para el investigador, Kast enfrentará un escenario complicado “si no es capaz de tomar esa agenda y bajar por lo menos la percepción de seguridad”.
Desde hace dos décadas el poder en Chile ha alternado entre izquierda y derecha sin que ningún oficialismo logre reelegirse. Sin embargo, los giros son cada vez más bruscos. El péndulo no se movía demasiado con los cambios entre Bachelet y Piñera, pero en 2021 dio un movimiento más pronunciado con el triunfo de Boric. Esta vez, vuelve a dar un volantazo con la victoria de Kast, un candidato que reivindica la dictadura de Augusto Pinochet.
Kast será el primer presidente en haber votado “sí” en el histórico plebiscito de 1988 para decidir si Pinochet seguiría en el poder. El triunfo del “no” marcó el fin de la dictadura y la convocatoria a elecciones.
Para Bellolio, ese hito marcó por décadas el comportamiento electoral. “Esa mayoría que votó por el ‘no’, siguió votando por partidos de centroizquierda por 25 años; y los que votaron por el ‘sí’, siguieron votando por la derecha. La izquierda fue capaz de consolidar una hegemonía a través de un hito que marcó a toda una generación, gozó de una cancha a su favor por 30 años”, expresó.
Para el analista, la victoria de Kast puede marcar el inicio de un nuevo ciclo, basado en que las nuevas generaciones cuentan ahora con un nuevo hito fundacional: el fracaso del proyecto constituyente que siguió a las protestas sociales de 2019. Con una asamblea sumamente deslegitimada, el texto propuesto fue rechazado en una votación en 2023.
“El rechazo al referéndum, al igual que el del 88, genera una especie de nueva línea divisoria, otro clivaje. Pero la diferencia es que favorece a la derecha. Hoy está reconstruyendo el arco político del rechazo”, dijo Bellolio. Duval coincide en que el resultado muestra un nuevo tablero de fuerzas. “Lo que cambió es el sistema, la derecha se reconfiguró y hoy la hegemonía está allí”, expresó.
Kast será también el primer mandatario elegido con voto obligatorio, una disposición que también rigió en el plebiscito de hace 37 años.
Analistas consultados por CNN señalan que el “votante obligado”, como se denomina a los ciudadanos que no solían participar en las elecciones cuando el voto era voluntario, se inclinó en buena parte a favor de Kast.
“Hay un 40 % que no había votado nunca y se socializó por primera vez en las urnas votando por la derecha. El nuevo clivaje tiene potencial, la esperanza de la derecha es que este nuevo ciclo político sea duradero y le permita (gobernar por) varios períodos”, dijo Bellolio.
Los ejes de campaña de Kast son un espejo de las propuestas con las que ganó Donald Trump en 2024 y se une a la lista de líderes de ultraderecha de la región, pero está por verse cuánto se alineará. Por lo pronto, el presidente de Argentina, Javier Milei, y el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, fueron dos de las primeras figuras en felicitarlo en redes sociales.
En el plano de la región, se da por descontado un endurecimiento en la postura sobre Venezuela, aunque Boric ya condenó varias veces al Gobierno de Nicolás Maduro; y que mejore las relaciones bilaterales con Argentina, con quien comparte una frontera de más de 5.000 kilómetros.
Alfredo Joignant, investigador de la Universidad Diego Portales, dijo que la derecha de Kast “se mueve en el mundo reaccionario, es ultraconservadora”, y remarcó que el presidente electo fue el titular de Political Network for Values, una red internacional ultraconservadora. “Ha estado muy involucrado, ha asistido a los festivales de Vox (en España), que es donde un observa en toda su plenitud la internacional neoreaccionaria”, agregó, aunque aclaró que no califica al Partido Republicano como fascista, sino de derecha radical.
“Sin duda hay vasos comunicantes entre presidentes de derecha, hay coincidencias. Va a tener una atracción con Trump y va a restablecer una relación mucho más fluida con Estados Unidos”, dijo Duval, pero remarcó que eso no implicará necesariamente enfriar el vínculo con China, principal socio comercial del país, una situación que incomoda a Washington. “Los gobiernos chilenos han tenido con China una línea general que va más allá de la política. Veremos las presiones que pueda ejercer Trump, es una incógnita cómo las resolverá Kast”, agregó.
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