Los desafíos de Asfura en Honduras: generar legitimidad tras el controversial conteo y reconstruir la cara de su partido
Por Gonzalo Zegarra, CNN en Español
Nasry Asfura, que fue declarado presidente electo de Honduras el 24 de diciembre, gobernará desde fines de enero uno de los países más pobres de la región, por lo que enfrenta desafíos conocidos de antemano. Sin embargo, a ellos se suman otras particularidades por el largo y controversial proceso de conteo de votos y el rápido retorno al poder del Partido Nacional (PN), que todavía arrastra los escándalos de corrupción que le costaron una dura derrota en 2021.
“Hay que respetar la institucionalidad”, dijo a CNN Asfura, tratando de apaciguar los reclamos de sus rivales por la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de designarlo ganador. El organismo realizó el anuncio fue sin que hubiese concluido el escrutinio especial de algunas actas observadas. Asfura derrotó a Salvador Nasralla, que obtuvo el segundo lugar, por poco más de 27.000 votos.
Si de por sí un resultado con menos de un punto de diferencia tiene sus implicancias, las denuncias de presunto fraude lanzadas por Nasralla y la candidata oficialista, Rixi Moncada, que obtuvo el tercer puesto, dejan un manto de dudas en parte de los hondureños.
Nasralla no aceptó el pronunciamiento oficial y aseguró que defenderá el voto “por la vía legal, cívica y pacífica”, mientras que Moncada denunció un “fraude y una imposición extranjera”, en referencia al apoyo que recibió Asfura por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump. El clima de tensión también se traslada a otras contiendas: el lunes, en una marcha convocada por el partido gobernante Libre, el alcalde de Tegucigalpa invitó a los simpatizantes a “atrincherarse” en “insurrección pacífica permanente hasta que se cuente el último voto” de las actas pendientes de revisión para definir al ganador en la capital.
“La legitimidad de Asfura es baja. Por una parte, el resultado es sumamente apretado. Por otro lado, tantos señalamientos… Aunque la comunidad internacional está conforme con el candidato, internamente hay descontento y muchas dudas sobre el proceso”, dijo a CNN el investigador social Leonardo Pineda.
El presidente electo intenta dar vuelta a la página, pero el proceso deja secuelas por la disputa con el Partido Liberal (PL). “Asfura necesita encontrar legitimidad y va a ser complicado. Nasralla es muy querido, carismático, y la percepción de mucha gente es que ganó. A menos que quiera imponerse por la fuerza”, agregó Pineda, quien fue observador electoral en la votación del 30 de noviembre.
“Si (Asfura) tuviese un proyecto para legitimarse, no lo haría únicamente a través de la fuerza”, dijo la analista Zoila Madrid, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. “Es una posibilidad abrir el diálogo con más actores sociales”, comentó.
La académica recordó que la saliente presidenta, Xiomara Castro, tuvo minoría en el Congreso y no logró la aprobación de varias de sus iniciativas. “Asfura sí tiene esa posibilidad y le permite una gobernabilidad institucional fácil”, opinó, ante una posible alianza entre los partidos que funcionaron como bloque opositor en el último período. El Partido Nacional, como primera minoría, necesita del apoyo de varios liberales para alcanzar la mayoría simple.
Sin embargo, Pineda ve complicado tal escenario, ya que no todos los congresistas liberales apoyarían directamente al oficialismo, con una división que se profundizó en las últimas semanas. “Hay diferencias muy grandes en el Partido Liberal, casi insalvables; es notoria la pugna por el control del partido y las narrativas”, agregó.
De esta forma, mientras el PNH busca asegurar un quórum propio, el PL queda en una posición incómoda, entre aliarse al partido que, según algunos, les “robó” la presidencia o juntarse en bloque opositor con Libre, el partido izquierdista al que enfrentó en el último período.
Avances a cuentagotas, detenciones, reanudaciones, sanciones de EE.UU., declaraciones cruzadas. El CNE fue el protagonista de extenuantes semanas después de las elecciones del 30 de noviembre pasado sin que se conociera el resultado.
Finalmente, declaró ganador a Asfura pese a que faltaba resolver unas 300 de más de 2700 actas impugnadas, mientras el reloj se acercaba al límite del plazo legal de este martes. “Hubo complicaciones, es una historia larga, pero al final se aclararon. Al final ahí están los datos, datos reales”, dijo Asfura sobre los cuestionamientos y reclamos.
“Estas elecciones ya quedaron manchadas con una de las más grandes e imborrables sombras en la historia de Honduras. Ningún demócrata puede estar conforme con este paso atrás”, dijo en X Joaquín Mejía, analista político y doctor en Derechos Humanos.
El abogado responsabilizó a “las élites políticas que ponen a sus activistas en el Consejo Nacional Electoral, quitándole autonomía”, en referencia a los tres consejeros designados por los partidos más representativos. “No han sido capaces ni han tenido la valentía de actuar con independencia, imparcialidad y dignidad, y no como simples peones de poderes oscuros que consideran que el país es su hacienda particular”, apuntó.
En ese aspecto, Madrid dijo que el proceso electoral “debilitó el sistema institucional del país” y advirtió que “reconstruir esa confianza del electorado va a ser difícil”.
Durante estas semanas, el Gobierno de EE.UU., además del apoyo brindado a Asfura, impuso restricciones de visado a un magistrado del Tribunal de Justicia Electoral y a un consejero del CNE por “socavar la democracia en Honduras”. Luego, exigió celeridad en el conteo y advirtió de “consecuencias” si se interfería con el proceso del organismo encargado.
Madrid lamentó lo que considera una injerencia de Washington. “Es una certeza dolorosa para el país ver que Estados Unidos sigue dominando el proceso democrático hondureño, como fue históricamente, cuando compañías bananeras definían quién iba a ser el candidato. (…) Se suponía en los últimos años que había más independencia en el país, pero se ratifica nuevamente que Honduras no tiene soberanía ni independencia y sigue la lógica del siglo pasado”, analizó.
Además de la búsqueda de legitimidad, el segundo desafío que Asfura encara, dice Pineda, es la reconstrucción de la imagen de su partido, afectado entre otras cosas por la caída en desgracia del expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico en EE.UU. y recientemente indultado por Trump.
“Venía de una estrepitosa caída en la elección pasada, producto de los grandes señalamientos de corrupción. Mucha gente está extrañada de que vuelvan al poder tan rápido”, dijo Pineda
La crisis poselectoral marca el clima agitado socialmente que enfrentará Asfura, con convocatorias a protestas de la izquierda. Sin embargo, la capacidad de movilización del todavía oficialismo ha mermado. “Está difícil porque la gente dice que ya pasó, hay una resignación”, dijo Madrid, quien apunta que aunque haya habido irregularidades en el escrutinio, quedar en tercer lugar, a unos 20 puntos del ganador, “es decepcionante” para el movimiento.
Pineda también está a la expectativa de cuánta gente participe en las próximas marchas, así como un paro general que está siendo convocado para fines de enero, cuando tome posesión el nuevo Congreso. “Libre ya hizo tres convocatorias y fue pobre. No sé si van a lograr un cambio, pero lo van a intentar”, remarcó.
Para enfrentar estos retos, Asfura podría buscar apoyo en Washington, dado que Trump prometió que podían “trabajar juntos”. En ese sentido, Pineda espera que el respaldo de Trump “no haya sido solo para colocar un peón”, sino para dar un respaldo más amplio, también teniendo en cuenta que EE.UU. es el principal socio comercial de Honduras y que hay cerca un millón de hondureños en suelo estadounidense.
Asfura aseguró a CNN que el apoyo de Trump fue “espontáneo” y que quedó impresionado por el mensaje a 48 horas de la votación, aunque los analistas consultados recordaron que tanto el PN como el PL estuvieron buscando el apoyo de Washington. “Es su narrativa, quiere mostrar alguna independencia”, dijo Madrid.
Para un candidato apoyado por la Casa Blanca, hubo una reacción y un silencio que a primera vista parecen llamativos.
Uno de los primeros en felicitar a Asfura fue el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, uno de los líderes más aislados de la región.
Madrid recordó que “el Gobierno de Juan Orlando Hernández era cercano a Nicaragua” y apuntó que en el nuevo período “seguirá esa lógica e amistad, de integración”. Pineda agregó: “Asfura es un político que tiene amigos en todos los bandos, tiene la cualidad de no haber entrado en conflicto con nadie, no tiene anticuerpos. Ortega recibió a algunos de la cúpula del PN tras la salida de Hernández. Para Ortega no es un desconocido y, por decirlo de forma elegante, sabe que con él se puede hacer negocios, se puede conversar”.
Asfura dio a CNN detalles del diálogo que tuvo con Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo: “Hablamos del trabajo de la región, de la paz y tranquilidad que debe haber en la región”. Además, marcó diferencias con respecto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con quien sí se mostró crítico. Nicaragua “es un país hermano, vecino, y nuestras relaciones son muy distintas a lo que pueda suceder en Venezuela (…) yo creo que hay muchas oportunidades de poder seguir adelante con temas interesantes para que la región tenga estabilidad”, dijo.
A su vez, todavía no hubo un saludo por parte del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien suele seguir la línea ideológica de Trump. “Todo el mundo pensaba que iba a ser el primero”, dijo Madrid. “Creo que en algún momento se va a presentar la oportunidad”, dijo Asfura en la entrevista.
En tanto, Pineda pone paños fríos a ese mutismo: “Bukele tiene sus propios problemas. No creo que tenga mayor interés en pronunciarse”. Y agregó, con una advertencia: “Aquí hay mucho capital salvadoreño, está esperando a ver qué puede pasar, porque acá la cosa no ha terminado”.
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