La “rutina matutina” de Ashton Hall destaca las presiones que actualmente enfrentan los hombres
Por Harmeet Kaur, CNN
El día de Ashton Hall empieza a las 3:52 de la mañana, si nos fiamos de su más reciente video viral.
Este preparador físico por internet empieza la mañana quitándose un trozo de cinta adhesiva de la boca. Durante las siguientes cinco horas y media, se embarca en una serie de esfuerzos que incluyen sumergir repetidamente la cara en un cuenco de agua con hielo, frotarse la piel con una cáscara de plátano y zambullirse en una piscina (un acto que, según la marca de tiempo, dura cuatro minutos). Las botellas de agua de Saratoga, de color azul cobalto, ocupan un lugar destacado.
La extraña rutina matutina de Hall ha inspirado numerosas parodias y burlas generalizadas, y los espectadores han hecho meme de la única frase que pronuncia en el video: “Entonces, viéndolo así, hermano, tenemos que seguir adelante y conseguir al menos 10.000”.
No está claro si la rutina de Hall debe tomarse en serio (no respondió a la petición de comentarios), pero muchos de sus videos tratan de cómo aprendió a maximizar sus visitas en las redes sociales y convertirlas en éxito financiero.
Incluso si está provocando a los espectadores, como han sugerido algunos usuarios de las redes sociales, Hall no es más que uno de los muchos influencers que conforman un panorama más amplio de contenidos en línea sobre el estilo de vida de los machos alfa. En este universo digital, los hombres se levantan y trabajan. Promueven prácticas extremas, cuando no dudosas, en torno al ejercicio y el bienestar. Y lo más importante, lucen increíblemente bien haciéndolo.
No hay nada intrínsecamente malo en la autodisciplina y el ejercicio vigoroso, o en cuidar mucho el cuerpo. Pero algunos críticos y observadores afirman que este tipo de contenido en las redes sociales lleva implícitos mensajes más insidiosos, que distorsionan nuestra percepción de la masculinidad.
La sociedad estadounidense lleva décadas obsesionada con la forma física y la belleza, pero durante gran parte de ese tiempo esas preocupaciones se consideraron poco masculinas, escribe la historiadora Natalia Mehlman Petrzela.
Esa actitud empezó a cambiar en los años 70 y 80, cuando el fisicoculturista Arnold Schwarzenegger normalizó la preocupación por la estética y los anuncios de Calvin Klein cosificaron la figura masculina. En los años 90, los hombres también se vieron afectados por unos estándares corporales poco realistas: abdominales marcados, hombros anchos, brazos abultados.
En los últimos años, esos estándares se han llevado a nuevos extremos, mientras que el proyecto de superación física se ha convertido en omnipresente, afirma Robert Lawson, profesor asociado de sociolingüística en la universidad inglesa de Birmingham City y autor de “Language and Masculinities”.
Ya no basta con levantar pesas en el gimnasio: hay que alcanzar objetivos proteicos, tomar suplementos para mejorar el cerebro e ingerir fármacos para prevenir la caída del cabello. Algunas de las personas más influyentes en el estilo de vida masculino (como el podcaster Joe Rogan y el neurocientífico Andrew Huberman) promueven la idea de que, a través de dietas experimentales y suplementos, puedes modificar tu biología y, en última instancia, optimizar tu vida.
Esta optimización, por supuesto, tiene un costo. Muchos influencers en el mundo del fitness y el estilo de vida no solo muestran un físico al que se aspira, sino que venden productos y regímenes que prometen ayudar a conseguirlo. Hall, por ejemplo, tiene su propia línea de suplementos y proteínas en polvo, mientras que sus programas de entrenamiento cuestan miles de dólares.
Lo que presentan estos influencers “no capta las realidades desordenadas y complejas del día a día de la inmensa mayoría de la gente”, dice Lawson. Levantarse a las 3:52 de la mañana y entrenar durante horas antes de que empiece la supuesta jornada laboral es muy poco realista para los hombres que tienen un trabajo tradicional y una familia. (Como señala Derek Thompson en The Atlantic, los hombres de los videos virales de “rutinas matutinas” suelen aparecer solos, sin amigos, cónyuge o hijos a la vista).
“A mí me parece una existencia bastante estéril, en la que no hay espacio para el desorden de la vida real”, dice Lawson.
Por todos los espectadores que se burlan del video de la “rutina matutina” de Hall y de otros contenidos similares, hay otros jóvenes impresionables que se tragan su mentalidad de trabajo y empuje, dice Patrick Wyman, que presenta el podcast “Tides of History” y ha escrito sobre la “cultura bro” estadounidense.
Estos mensajes son atractivos por una razón, añade.
Muchos chicos y hombres tienen dificultades en muchos aspectos. Hay datos que sugieren que cada vez menos hombres trabajan o van a la universidad, y cada vez más mueren por suicidio o sobredosis de drogas. Y aunque hay fuerzas sistémicas más amplias detrás de estas circunstancias, Wyman cree que están relacionadas con el atractivo de los contenidos de estilo de vida “fitness bro”.
“En un nivel fundamental, los hombres intentan determinar cuál es su lugar en el mundo, qué pueden hacer con respecto a su estado actual y a quién le corresponde pertenecer”, afirma. “Y el fitness, el cuerpo que se muestra al mundo, es una de las formas fundamentales de hacerlo”.
Los videos de “rutina matutina” y los influencers masculinos que están detrás de ellos ofrecen una sensación de propósito y control, afirma Wyman. Dan a entender que si te levantas más temprano, trabajas más inteligentemente y sigues un camino establecido, puedes ser más atractivo, tener más éxito y sentirte más realizado. Quizá tú también podrías vivir en un rascacielos de Miami con una mujer sin rostro que te trae el desayuno y personal que te entrega toallas en el gimnasio. Quizá tú también puedas despedirte de la rutina de 9 a 5 y empezar a ganar siete cifras a través de las redes sociales.
Dicho de otro modo: si no tienes el cuerpo perfecto, o si tienes problemas económicos, mentales o emocionales, es porque no estás haciendo lo suficiente.
A algunos observadores les preocupa que este tipo de contenido en las redes sociales presente un enfoque singular de ser hombre.
“Para un porcentaje de personas, quizá funcione. Quizá si se esfuerzan lo suficiente, hay oportunidades que les estén esperando”, afirma Wyman. “Pero creo que es mucho más probable que los lleve a la madriguera de una cultura que premia a los estafadores y los guiños superficiales a la idea de la superación personal sin hacer realmente de uno mismo una mejor persona”.
Y si no funciona, añade Lawson, puede hacer que los hombres se sientan peor consigo mismos, preparándolos para la decepción y posiblemente el resentimiento. (Investigaciones han mostrado que ver contenido de #fitspiration, que para los hombres incluye cuerpos visiblemente musculosos, puede afectar negativamente la imagen corporal).
“Lo preocupante es que esto pinta una forma de masculinidad muy poco realista e inalcanzable”, dice. “Luego, más adelante, cuando los hombres no consiguen ese tipo de estilo de vida, de alguna manera piensan que han fracasado”.
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